Si preguntamos a los más aficionados de BMW por su favorito, probablemente muchos nos dirían que es el BMW M3 E30. Ningún vehículo de la época encarna mejor “el placer de conducir”. En pocos años se gano casi todos los títulos del ámbito de la competición de turismos. Y también alcanzo el estatus de leyenda en la pista de carreras.